lunes, 18 de mayo de 2015

Otoño en Ciudad Rodrigo


Me inscribo en este otoño
con sabor a sequedad
y tierra nueva,
me envuelvo enredadera
de nubes disecadas
para la despedida
de la luz
y su vértice impreciso.
Que sea este suicidio
un lecho de amarillo.
Huelen las tardes
a girasoles negros
y se advierten en mis manos
las granadas abiertas del olvido.
Este suicidio
de recoger tu sombra,
hojas secas para el libro
de tu ausencia
y reconocerte carcomido de vacíos.
Este suicidio
el amor que me sobra,
este amarillo.

Aida Acosta.





sábado, 21 de marzo de 2015

Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.

Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.

Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!

Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...

No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?

¿Cómo va a encontralas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?

De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.

Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...

Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:

Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.

Gabri



lunes, 16 de marzo de 2015

Y yo me iré...

EL VIAJE DEFINITIVO

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.




martes, 10 de marzo de 2015

Atardecer en la Catedral



Por las calles desiertas, nadie. El viento
y la luz sobre las tapias
que enciende los aleros al sol último.
Tras una puerta se queja el agua oculta.
Ven a la catedral, alma de soledad temblando.

Cuando el labrador deja en esta hora
abierta ya la tierra con los surcos,
nace de la obra hecha gozo y calma.
Cerca de Dios se halla el pensamiento.

Algunos chopos secos, llama ardida
levantan por el campo, como el humo
alegre en los tejados de las casas.
Vuelve un rebaño junto al arroyo oscuro
donde duerme la tarde entre la hierba.
El frío está naciendo y es el cielo más hondo.

Luis Cernuda






martes, 3 de marzo de 2015

Sueños




Es verdad, pues: reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!):
¡que hay quien intente reinar
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.






viernes, 27 de febrero de 2015

Miróbriga

En el cenit, corona de los triunfos,
Está Miróbriga. Es la Reina Dama.
Soldada en los pétalos prendidos
De un capullo de aljófares y plata.

¡Cómo rielan las luces detonantes
En el bello jardín de aquella sala!

Luego…, fuera, se nutren los espectros
De aromas rutilantes de fragancia.

Es el pueblo que vive de recuerdos
Y no quiere dejar para mañana

El más puro sentir de su raigambre
En noche tan entera y tan soñada.



         Ricardo Bravo López,



sábado, 21 de febrero de 2015

Noches

Noche fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista,
los montes llanos y los mares secos;

habitadora de celebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos;

la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya;
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.
Lope de Vega.




sábado, 14 de febrero de 2015

Farinatos




Escucha lo que te digo:
cuando dispongas de un rato,
pasa por Ciudad Rodrigo
y quedarás encantado.

Así podrás ser testigo
de su glorioso pasado,
de sus nobles edificios,
de sus amables paisanos;

allí llevan hace siglos
los encierros celebrando
y el carnaval sigue vivo
con el paso de los años;

y no dejes en olvido
probar un buen farinato
con un par de huevos fritos
¡disfrutarás este plato!.

José García Velázquez

domingo, 8 de febrero de 2015

Licenciado Vidriera

L LICENCIADO VIDRIERA

Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado.

Advierte hija mia, que estas en Salamanca
Que es llamada en todo el mundo madre de las ciencias
Y que de ordinario cursan en ella y habitan diez o doce mil estudiantes
Gente moza, antojadiza, arrojada, libre aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de buen humor.

Miguel de Cervantes.



de Cervantes.

lunes, 2 de febrero de 2015

Salamanca IV


Miras a un lado, allende el Tormes lento,
de las encinas el follaje pardo
cual el follaje de tu piedra, inmoble,
denso y perenne.
Y de otro lado, por la calva Armuña,
ondea el trigo, cual tu piedra, de oro,
y entre los surcos al morir la tarde
duerme el sosiego.

Duerme el sosiego, la esperanza duerme
de otras cosechas y otras dulces tardes,
las horas al correr sobre la tierra
dejan su rastro.
Al pie de tus sillares, Salamanca,
de las cosechas del pensar tranquilo
que año tras año maduró en tus aulas,
duerme el recuerdo.
Miguel de Unamuno.



domingo, 25 de enero de 2015

Ciudad Rodrigo III

Ciudad Rodrigo



Escucha lo que te digo:
cuando dispongas de un rato,
pasa por Ciudad Rodrigo
y quedarás encantado.

Así podrás ser testigo
de su glorioso pasado,
de sus nobles edificios,
de sus amables paisanos;

allí llevan hace siglos
los encierros celebrando
y el carnaval sigue vivo
con el paso de los años;

y no dejes en olvido
probar un buen farinato
con un par de huevos fritos
¡disfrutarás este plato!.

José García Velázquez




viernes, 16 de enero de 2015

Mi Salamanca

De doctos labios recibieron ciencia mas de otros labios palpitantes, frescos,
bebieron del Amor, fuente sin fondo,sabiduría.
Luego en las tristes aulas del Estudio, frías y oscuras, en sus duros bancos, aquietaron sus pechos encendidosen sed de vida.
Como en los troncos vivos de los árboles de las aulas así en los muertos troncosgrabó el Amor por manos juveniles
su eterna empresa.
Sentencias no hallaréis del Triboniano, del Peripato no veréis doctrina, ni aforismos de Hipócrates sutiles, jugo de libros.
Allí Teresa, Soledad,Mercedes,
Carmen, Olalla, Concha,Bianca o Pura, nombres que fueron miel para los labios,brasa en el pecho.
Así bajo los ojos la divisa del amor, redentora del estudio,
y cuando el maestro calla,aquellos bancos dicen amores...

Miguel de Unamuno




lunes, 12 de enero de 2015

Biarritz

  BIARRITZ

El casino sorbe las últimas gotas de crepúsculo.

Automóviles afónicos. Escaparates constelados de estrellas falsas. Mujeres que van a perder sus sonrisas al bacará.

Con la cara desteñida por el tapete, los croupiers ofician, los ojos bizcos de tanto ver pasar dinero.

¡Pupilas que se licuan al dar vuelta las cartas!
¡Collares de perlas que hunden un tarascón en las gargantas!

Hay efebos barbilampiños que usan una bragueta en el trasero. Hombres con baberos de porcelana. Un señor con un cuello que terminará por estrangularlo. Unas tetas que saltarán de un momento a otro de un escote, y lo arrollarán todo, como dos enormes bolas de billar.

Cuando la puerta se entreabre, entra un pedazo de “foxtrot”.

Biarritz, octubre, 1920.

Oliverio Girondo