Mis ojos extienden su mirada a lo lejos.
Abiertos sin dejar de enfocar tus rincones.
Interrumpen mis fotogramas limpios, rebaños de cabras y hasta algún buitre.
Lleno mis pulmones con tu aire puro, perfumado por los pinos que cubren tus flancos. Y después reconfortada, desciendo para encontrar esa ciudad encantada que late bajo tu sombra.
Siempre llena, siempre abierta,
La Alberca.
Isabel Sanmartín.
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