miércoles, 26 de noviembre de 2014

Hondarribia


Mi alma baja de noche por el cauce del Bidasoa
a diluirse en el mar, trazando rutas viajeras,
señalando caminos,

y regresa, rompiendo el alba,
en un estallido de espumas,
para recuperar el sabor de tus playas,
el sonido de tu música viva,
el olor de tus praderas.


Quiero vivir contigo y en ti,
si tengo que segar, siego,
si he de cantar, canto, 
si rezar, rezo,
si necesitas mi trabajo en tu tierra
calzo unas albarcas y unzo las yuntas,
si debo escuchar, oigo el crujido de tus robles,
y si acabar,
siempre en tus montes,
amando hasta el último caserío,
empapado de tu esencia.
Fernando Jimenez Ontiveros.





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